Según un principio de la filosofía idealista, que recoge E. M. Forster: «Una obra de arte... es un producto único. Pero, ¿por qué? No lo es por el hecho de ser ingeniosa, noble, bella, ilustrada, original, sincera, idealista, útil o instructiva: cualquiera de estas cualidades puede estar presente en ella, pero la obra de arte se distingue por ser el único objeto material del universo capaz de poseer una armonía interna. A todos los otros objetos la forma les ha sido impuesta desde fuera y al quitarles el molde se derrumban. Únicamente la obra de arte se mantiene por sí sola. Logra realizar lo que la sociedad ha prometido muchas veces, pero siempre en vano. La antigua Atenas se derrumbó, pero Antígona sigue en pie. La Roma renacentista se derrumbó, pero el techo de la Sixtina se terminó de pintar. Los reinados de Jaime I y de Luis XIV se derrumbaron, pero se produjeron Macbeth y Phédre .» De modo que si lo que os interesa en una obra de arte es el hecho de que...
Sebastián Bianchi UNA/UNR