Se podría decir que la única regla para el hokku -para nada rígida, por otra parte- es que el poema funcione como una pequeña pintura del mundo. Debe revivir el recuerdo de algo visto o sentido, debe apelar a alguna experiencia de los sentidos. La mayoría de los poemas que citaré a continuación cumplen con este requisito: el lector verá que se trata de dibujos, pequeños grabados a la manera de la escuela ukiyo-e. Casi todos ellos podrían ser hermosamente ilustrados, con unas pocas pinceladas, por un maestro japonés.
Poemas pictóricos acerca de la libélula
Una espiga de arroz
se dobló al posarse
una libélula.
Las libélulas
se han acercado a oler
un par de sandalias de paja.
Lafcadio Hearn, La canción del arrozal, Ed. También el caracol, 2019.