Cuando los arquitectos y los humanistas toman la pluma para poner por escrito sus teorías acerca del arte de construir edificios, actualizan otra de las posibilidades del tópico ut pictura poesis, haciendo dialogar a la literatura y la arquitectura a partir de ciertas nociones de la retórica ciceronia y de una actualización del corpus vitruviano en relación con las nuevas necesidades de la sociedad del Renacimiento. En este sentido, Los diez libros de la Arquitectura de León Baptista Alberti, no sólo dan el puntapié inicial a la serie de tratados como el de Filarete, Serlio, Vignola y Palladio, sino que además, con ese pensar racionalmente la teoría de la arquitectura, resignifican el conjunto de las artes plásticas en tanto artes liberales.
Respecto del contexto en el que se mueve Alberti, escribe Christof Thoenes en Teoría de la arquitectura: "Sus propios contemporáneos consideraban el trabajo arquitectónico como análogo al del filólogo: los restos de la arquitectura clásica debían estudiarse como los textos; había que atribuir unos fragmentos a otros, reconstruir lo perdido y reconocer el original tras los añadidos posteriores y las deformaciones. La historia del lenguaje proporcionaba los modelos para comprender los estilos: el ocaso de la arquitectura en la Edad Media se correspondía con la decadencia del latín clásico, que los humanistas intentaban reparar. Según Filarete, el mérito de Brunelleschi era haber devuelto la arquitectura italiana a la altura de la época de César y Cicerón. Aretino explica la variedad de los órdenes clásicos de las columnas con la de los idiomas clásicos. El criterio de un buen estilo es el dominio de las reglas gramaticales; lo bello es 'correcto', lo feo 'incorrecto'."


LIBRO PRIMERO
DE LOS LINEAMENTOS
DE LEON BAPTISTA ALBERTO
CAPÍTULO PRIMERO
La fuerza y razon de los lineamentos. Y que cosa sea lineamento.
Habiendo de escribir de los lineamentos de los edificios colegiremos las mejores y mas elegantes cosas que hubieren sido escritas por nuestros antecesores, y de estos escogeremos los mas exercitados, y las que hubieremos advertido que se observaron en la execucion de las mismas obras, y lo traspasaremos á la nuestra, y á estas cosas añadirémos si algo hubieremos hallado con nuestro ingenio, cuidado y trabajo de investigar, que entendamos que ha de aprovechar. Pero como en el escribir de estas materias por otra parte duras y ásperas, y en parte muy obscuras, yo deseo ser muy claro y quanto pueda facil, y expedito, explicarémos segun nuestra costumbre, que sea esto que comienzo, porque de aqui estarán claras las fuentes no dignas de menospreciar de las cosas que se han de decir, y así lo demas se dirá con mas llano estilo. Comenzarémos, pues, asi: Todo el negocio del edificar está constituido en lineamentos y fábrica, toda la fuerza y razon de los lineamentos se resume en que haya derecho y absoluto camino de componer y unir las lineas y los ángulos, con los quales se comprehenda y concluya la forma del edificio y del delineamento, dará los edificios y partes de ellos el lugar conveniente, y número cierto, digno modo y agradable orden, de suerte, que toda la forma y figura del edificio consista en los mismos lineamentos, y el lineamento no es tal que haya de se guirá la materia, pero es tal que advertimos unos mismos lineamentos estar en muchos edificios, quando en ellos se vé una sola forma, esto es, quando las partes de ellos, el sitio y órdenes de cada una de las partes convienen entre sí en todos los ángulos, y en todas las lineas, y muy bien se pueden ordenar las formas enteras en el ánimo, y en la mente apartada toda materia: lo qual conseguirémos, notando, y determinando los ángulos y lineas con cierto enderezamiento y union. Pues como estas cosas sean así, será el lineamento una cierta y constante ordenacion, concebida en el entendimiento, hecha con lineas y ángulos, y perfeccionada con ánimo é ingenio docto. Y si queremos buscar que sea el mismo edificio, y toda la compostura por sí, por ventura hará á propósito, si considerasemos de qué principios, y con que sucesos comenzaron antiguamente, y crecieron los asientos del habitar, que llaman edificios. Lo qual, sino me engaño, podemos todo este negocio determinarlo en esta manera.