Una versión persa del ut pictura poesis, recurriendo a los muros de los palacios de Persépolis como los monumentales soportes de la escritura en diálogo con las imágenes escultóricas.
Aquí vemos, en primer lugar, la inscripción de Jerjes I, enmarcada por dos filas de soldados que la custodian, en la pared del pórtico sur de Persépolis. El rey se proclama responsable de la finalización de las obras iniciadas por su padre, Darío I. Según señala Manuel García Sánchez, "Otra característica que convierte en singular el Tachara (uno de los palacios) es que se trata de un auténtico museo epigráfico, no solo por las inscripciones de época aqueménida, sino porque a lo largo de 25 siglos numerosos visitantes de Persépolis han grabado poemas, nombres o grafitis en sus muros."
Otro conjunto textual, el de Behistún, es considerado "la piedra Rosetta persa". Se trata de un corpus epigráfico en tres lenguas, grabado sobre la roca de un acantilado que cae a filo desde 100 mts. de altura. Escrito en caracteres cuneiformes, da cuenta de las gestas de Darío I, en los tres idiomas oficiales del Imperio: el persa antiguo, el elamita y el babilonio. Describe el ascenso al trono y las victorias militares del Gran Rey; fue descifrada por el inglés H. C. Rawlinson en 1835.