Alrededor de esta obra de Emilio Pettoruti titulada "El sifón" confluyen diferentes aspectos vinculados con el concepto modernidad y de una posible periodización para la Historia del arte. En principio, Pettoruti es uno de los reconocidos precursores de la vanguardia pictórica en Argentina. Su exposición de 1924 está entre los hitos inaugurales de la plástica vanguardista local, y con dicha muestra produce la reacción paródica de un grupo de pintores de la Academia, un cubismo caricaturesco al cual Atalaya critica en la reseña: "Diorama artístico. Momias de trance en ultrafuturismo". En segundo lugar, por su planimetría acusada y por los recursos al collage; Clement Greenberg, respecto de esto, destaca que “sólo la planitud era una cualidad única y exclusiva del arte pictórico”. En tercer lugar, por la incidencia de un lenguaje ajeno a la pintura como es la escritura, por cómo se integra en la obra como fondo y a la vez, porque de algún modo este injerto de textualidades en la superficie pictórica viene a poner en entredicho la idea de Greenberg respecto de las búsquedas deliberadas de lo propio de cada arte por parte de las vanguardias. Aquí, al asumir la escritura, Pettoruti estaría recurriendo a un lenguaje ajeno a la pintura; en una suerte de moderno ut pictura poesis, los signos pictóricos y verbales se yuxtaponen sobre el soporte para configurar un nuevo supersigno de carácter híbrido. En este sentido, la referencia a la revista futurista Lacerba viene a subrayar la intensión de Pettoriti de insertarse en una (nueva) tradición heterodoxa. Finalmente, las remisiones a una estilística cubista, la asunción de estilemas ya consolidados en el campo de arte (Picasso, Braque, Gris) hacen que esta obra dialogue sobre la línea de tiempo con las primeras vanguardias europeas, proponiéndose como caso o ejemplo de obra moderna, vanguardista, de un naciente cubismo latinoamericano. Retrospectivamente, los collages de Pettoruti -junto con la obra temprana de Xul Solar- podrían configurar uno de los mojones que señalaran el momento fundacional (Verón) del arte moderno en nuestro país.
Continuando con la asunción del programa artístico por parte de la palabra polémica , rescatamos a continuación el famoso manifiesto de la revista Martín Fierro , publicado en el número del 15 de mayo de 1924, Buenos Aires, pp. 1-2. Si bien el texto aparece sin firma, su autoría suele atribuirse al poeta Oliverio Girondo . Frente a la impermeabilidad hipopotámica del “honorable público”. Frente a la funeraria solemnidad del historiador y del catedrático, que momifica cuanto toca. Frente al recetario que inspira las elucubraciones de nuestros más “bellos” espíritus y a la afición al ANACRONISMO y al MIMETISMO que demuestran. Frente a la ridícula necesidad de fundamentar nuestro nacionalismo intelectual, hinchando valores falsos que al primer pinchazo se desinflan como chanchitos. Frente a la incapacidad de contemplar la vida sin escalar las estanterías de las bibliotecas. Y sobre todo, frente al pavoroso temor de equivocarse que paraliza el mismo ímpetu de l...