En un poema dirigido al abad Hattón de Fulda, Rabano Mauro explica la primacía filosófica y moral de la escritura sobre la pintura. En su Liber de laudibus sanctae crucis combina ambas artes; la obra consta de veintiocho poemas de figuras (technopaignia), esto es, composiciones métricas que, por su disposición y por los diversos colores de las tintas empleadas, representan cierto número de figuras, por ejemplo una cruz. Además, la obra está adornada con ilustraciones; hay dos escenas en que se representa la dedicatoria de un poema, hay un retrato de Ludovico Pío y otro del propio autor, colocado bajo una cruz que surge de entre la constelación de letras. Rabano Mauro se inspiró en los poemas de figuras de Optaciano Porfirio (poeta de la época de Constantino), los cuales se remontan, a su vez, a los technopaignia de la poesía alejandrina. De este modo, el ejercicio artístico carolingio se halla aún bajo el influjo de la tardía Antigüedad.
Ernst R. Curtius, Literatura europea y Edad Media latina, FCE, 2017.