Continuando con las referencias teóricas al tópico horaciano, presentamos aquí unos fragmentos del libro de Posada en relación con la figura de Plutarco -suerte de enciclopedista romano del siglo I dC.- y sus abordajes del ut pictura poesis durante esa etapa del clasicismo latino:
Plutarco (45-125 d. C.), autor de Vidas Paralelas, y de un nada desdeñable número de obras acogidas bajo el título de Moralia, atribuye a Simónides de Ceos el aforismo gracias al cual tenemos noticia de la primera comparación entre poetas y pintores en la antigua Grecia. Además de esta cuestión, sobradamente comentada, Plutarco resulta interesante en la medida en que analiza el concepto aristotélico de la enargeia, sobre el cual fundamenta su discurso sobre los límites de las artes verbales y plásticas. Destaca de Plutarco que, como perfecto conocedor que fue de la cultura griega clásica y latina, sintetiza a la luz de su filosofía moral las principales cuestiones discutidas en torno a la comparación entre poesía y pintura por los retóricos y filósofos griegos.
Da fe de ello no sólo en el célebre De gloria Atheniensium, sino también en Quomodo adolescens poetas audire debeat, amén de las múltiples referencias localizadas en sus tratados. En el primero, además de ofrecer un breve pero intenso retrato del arte pictórico de la Atenas clásica, Plutarco introduce una correspondencia entre las artes que no sólo se hace eco de los motivos característicos de la consuetudinaria comparación poético-pictórica, sino que sorprende asimismo por la modernidad de su perspectiva:
"las hazañas que los pintores muestran como si estuvieran sucediendo, las palabras las narran y describen como sucedidas. Y si unos con figuras y colores, y otros con palabras y frases representan lo mismo, difieren en materia y en formas de imitación pero un único fin subyace en ambos. El mejor historiador es aquél que presenta la narración como una pintura de sentimientos y caracteres. Tucídides, sin duda, se esfuerza siempre por dar vivacidad a sus escritos y desea hacer al oyente un espectador e impregnar a los lectores de las emociones conmocionantes y espantosas sufridas por aquéllos que las vieron." (Plutarco, 1989).
El fragmento de Plutarco contiene los motivos más reconocibles de la tradición ut pictura poesis: la vivacidad o enargeia; la contraposición metafórica entre figuras y colores frente a palabras y frases; la conmoción como fin de la imitación; y la narración no sólo como diégesis, sino también como mímesis, es decir, como pintura.
Pero no se limita el filósofo moralista a pergeñar una síntesis de las principales analogías interartísticas debatidas en la tradición grecolatina; antes bien, introduce dos elementos extremadamente significativos para las futuras polémicas suscitadas por el lugar común. De igual manera, destaca la alusión al conocido “momento pregnante” de la pintura (“como si estuvieran sucediendo”) en contraste con el carácter histórico de la narración y la descripción (“como sucedidas”).
Adolfo R. Posada: Literatura, Pintura, Écfrasis. Historia conceptual del tópico ut pictura poesis (2019).
Plutarco (45-125 d. C.), autor de Vidas Paralelas, y de un nada desdeñable número de obras acogidas bajo el título de Moralia, atribuye a Simónides de Ceos el aforismo gracias al cual tenemos noticia de la primera comparación entre poetas y pintores en la antigua Grecia. Además de esta cuestión, sobradamente comentada, Plutarco resulta interesante en la medida en que analiza el concepto aristotélico de la enargeia, sobre el cual fundamenta su discurso sobre los límites de las artes verbales y plásticas. Destaca de Plutarco que, como perfecto conocedor que fue de la cultura griega clásica y latina, sintetiza a la luz de su filosofía moral las principales cuestiones discutidas en torno a la comparación entre poesía y pintura por los retóricos y filósofos griegos.
Da fe de ello no sólo en el célebre De gloria Atheniensium, sino también en Quomodo adolescens poetas audire debeat, amén de las múltiples referencias localizadas en sus tratados. En el primero, además de ofrecer un breve pero intenso retrato del arte pictórico de la Atenas clásica, Plutarco introduce una correspondencia entre las artes que no sólo se hace eco de los motivos característicos de la consuetudinaria comparación poético-pictórica, sino que sorprende asimismo por la modernidad de su perspectiva:
"las hazañas que los pintores muestran como si estuvieran sucediendo, las palabras las narran y describen como sucedidas. Y si unos con figuras y colores, y otros con palabras y frases representan lo mismo, difieren en materia y en formas de imitación pero un único fin subyace en ambos. El mejor historiador es aquél que presenta la narración como una pintura de sentimientos y caracteres. Tucídides, sin duda, se esfuerza siempre por dar vivacidad a sus escritos y desea hacer al oyente un espectador e impregnar a los lectores de las emociones conmocionantes y espantosas sufridas por aquéllos que las vieron." (Plutarco, 1989).
El fragmento de Plutarco contiene los motivos más reconocibles de la tradición ut pictura poesis: la vivacidad o enargeia; la contraposición metafórica entre figuras y colores frente a palabras y frases; la conmoción como fin de la imitación; y la narración no sólo como diégesis, sino también como mímesis, es decir, como pintura.
Pero no se limita el filósofo moralista a pergeñar una síntesis de las principales analogías interartísticas debatidas en la tradición grecolatina; antes bien, introduce dos elementos extremadamente significativos para las futuras polémicas suscitadas por el lugar común. De igual manera, destaca la alusión al conocido “momento pregnante” de la pintura (“como si estuvieran sucediendo”) en contraste con el carácter histórico de la narración y la descripción (“como sucedidas”).
Adolfo R. Posada: Literatura, Pintura, Écfrasis. Historia conceptual del tópico ut pictura poesis (2019).