Continuando con las retroalimentaciones que habilitan los cruces de lenguajes expresivos, en ese diálogo ida y vuelta entre textos e imágenes, en este caso presentamos una revista chilena editada por tres grandes poetas que, valiéndose del método del collage, diagraman un universo verbal e icónico plagado de humor, absurdo, ironía y poesía.
Se trata de una serie de intervenciones poéticas realizadas en 1952 por Nicanor Parra, en colaboración con Enrique Lihn y Alejandro Jodorowsky. El proyecto consistió en una apropiación tanto del espacio como del lenguaje públicos, ocupando muros en varios lugares de Santiago con textos creados a partir de recortes de periódicos:
Enrique Lihn, en sus conversaciones con Pedro Lastra, nos ofrece un retrato de esa obra y sus afanes que sigo celebrando:
Pedro Lastra (P.L.) ¿Y cómo surgió la idea del Quebrantahuesos, que pocos años después Parra, Jodorowsky y tú empezaron a editar muralmente por así decirlo?
Enrique Lihn (E.L.) La historia y la teoría del Quebrantahuesos se publicó a todo lujo en el número único de Manuscritos, revista del Departamento de Estudios Humanísticos que dirigió —la revista y el Departamento— mi amigo Cristián Huneeus, uno de los más recientes exegetas de Parra. En esa revista podemos informarnos sobre el año de la "fundación" del Quebrantahuesos —Santiago de Chile, mayo de 1952— y de sus "Conceptos paramétricos de aproximación". El editor de Manuscritos, Ronald Kay, hizo la teoría del caso y, entre otros méritos, consiguió que los impresores reprodujeran con una fidelidad sorprendente los restos, deteriorados por las mudanzas y la humedad de las filtraciones, de esos Quebrantahuesos que en algún momento exhumó Nicanor Parra como si hubieran sido los rollos del Mar Muerto. El título de tales manuscritos tipografiados remite a todas las acepciones que propone el diccionario: Primero, un inmenso pájaro rapaz que tritura y deja caer a los pequeños mamiferos que caza al vuelo rasante y en picada; Segundo, juego acrobático difícil de visualizar de acuerdo con las orientaciones que procura el diccionario, y Tercero, en sentido figurado, la inequívoca acepción del sujeto molesto, pesado e inoportuno que cansa y fastidia con sus impertinencias.
Parra había tomado esa palabra —de la que hizo un emblema de su obra futura (léase artefactos)— de una novela de aventuras, creo que de Pierre Mac Orlan.
El Quebrantahuesos era en la práctica una modesta cartulina que llenábamos, según el orden que imparte el director de un cementerio a nichos, lápidas y mausoleos, con originales tipografiados de acuerdo con la práctica surrealista de escribir frases nuevas e insólitas con recortes de rutinarias frases hechas (collage verbal y gráfico), sintagmas tomados, en general, de los títulos o subtítulos de los periódicos, e imágenes compuestas con el mismo procedimiento.
Los autores/editores del Quebrantahuesos éramos Nicanor Parra, Alejandro Jodorowsky y Jorge Berti, entonces mecánico de automóviles y ahora fabricante de muebles. Pero se produjo un contagio colectivo, que incluyó hasta al Cuerpo de Carabineros.
P.L. ¿Cómo fue eso?
E.L. El periódico mural se exhibía en plena calle Ahumada, en una vitrina ad hoc, y un policía de turno en ese lugar fue objeto de la hilaridad del público que se arremolinaba frente al Quebrantahuesos, el cual en una ocasión traía este escueto parte: "Carabinero se tragó una lapicera". El policía se llevó a Berti, a quien sorprendió in fraganti en el acto de abrir la vitrina, a la Comisaría. eran otros tiempos: el oficial de guardia se murió de la risa leyendo el cuerpo del delito, y desde esa Comisaría nos llegaron colaboraciones.
El Quebrantahuesos formaba parte de los trabajos verbales que siempre se hacían en casa de Parra; una praxis poética continua. Yo recuerdo a Nicanor celebrando a su hija Catalina, de seis años, como autora del verso siguiente: "Un pez que nada en sus aguas propias". Recuerdo también una reunión en que la estrella fue el pintor Cabezón, el maestro Isaías. Era un intercambio de frases que tenían a Adán como sujeto: "Adán en un palco", "Adán ganador de una carrera en bicicletas", "Adán bailarín de una casa de citas", etc.
P.L. Yo creo que se imponen algunas muestras del Quebrantahuesos, como éstas: "Profesor universitario afirma que es absurdo pensar", "Tengo orden de liquidar la poesía"; "Sangriento crimen hace reír a Santiago"; "Los muertos (los muertos) enteraron veinte días de heroica huelga. Afirman: basurdo proyecto de estabilización de la vida"; "Alza del pan provoca otra alza del pan"; "Vaca perdida aclara su actitud frente a vaca encontrada"; "Como si fuesen parte de mi corazón os entrego estos calcetines con papas, dijo en francés filósofo sentimental a un mandatorio latino".
Aunque el soporte gráfico era esencial para producir el efecto esperado por ustedes, como lo señaló Ignacio Valente al establecer la relación entre el Quebrantahuesos y los artefactos de Nicanor Parra, el carácter corrosivo de esos acoplamientos verbales insólitos se mantiene; conservan su fuerza de irradiación en una lectura al margen de los "originales".
E.L. Yo también lo creo así, y era el resultado de un control de grupo. Cuando Jodorowsky decidió publicarlo por su cuenta y riesgo, estando de vacaciones en Arica, bajó el rendimiento del Quebrantahuesos: Fue una edición apócrifa, como el Quijote de Avellaneda.