En este fragmento, vemos el acuerdo lenguaje-imagen en la relectura que hace la pintura holandesa de refranes y máximas populares, trasladados por el pincel.
"Gerrit Dou, en el más grande y -puede asegurarse- más ambicioso de sus cuadros, se representa a sí mismo como pintor, paleta en mano, junto a un charlatán que está pregonando sus falsas mercancías a un grupo de gente. Se ha demostrado que algunas de las figuras y objetos reunidos alrededor del charlatán son representaciones de ilustraciones de proverbios o máximas que figuraban frecuentemente en libros holandeses de la época. Dou entresacó y reunió un grupo de citas pictóricas que significan más o menos lo siguiente: el sello que cuelga de un documento de la mesa del embaucador dice: "Lo que está sellado es verdadero"; la madre que limpia el trasero del niño: "La vida no es más que mal olor y caca", y la misma madre, en su papel de vendedora de tortas: "El parloteo del vendedor no es más que palabrería inmoral y hueca"; el niño que trata en vano de atrapar al pájaro remeda la inútil búsqueda del oro, y los dos árboles, uno desnudo y el otro floreciente, la angustia de la elección. En manos de Dou, la actuación del charlatán, se convierte en un motivo pictórico."
Svetlana Alpers, El arte de describir. El arte holandés en el siglo XVII. Ed. Ampersand.
Gerrit Dou, El charlatán, 1652.