Jean-Jacques Rousseau: Ensayo sobre el origen de las lenguas
La primera manera de escribir no consiste en pintar los sonidos, sino los objetos mismos, ya sea directamente, como hacían los mexicanos, ya sea por medio de figuras alegóricas, como hicieron los egipcios antaño. Este plano responde a la lengua apasionada y supone ya tanto una sociedad como las necesidades engendradas por las pasiones.
La segunda manera es representar las palabras y las proposiciones por medio de caracteres convencionales, cosa que no puede hacerse más que cuando la lengua está cabalmente formada y a todo un pueblo lo unen leyes comunes, pues ya existe aquí una doble convención: tal es la escritura de los chinos; eso es en verdad pintar los sonidos y hablar a los ojos.
La tercera consiste en descomponer la voz hablada en cierto número de partes elementales, ora vocales, ora articuladas, con que poder formar todas las palabras y todas las sílabas imaginables. Esta manera de escribir, que es la nuestra, ha debido ser concebida por pueblos comerciantes que, al viajar por diversos países y verse obligada a hablar numerosas lenguas, tuvieron que inventar por fuerza caracteres que pudiesen ser comunes a todas. Esto no es precisamente pintar la palabra, es analizarla.