"El Satiricón" de Petronio, novela latina del siglo I DC., nos trae el registro de estos antiguos medios gráficos que, para hacer efectivas sus emisiones, articulan los mensajes mediante el trabajo conjunto del texto con el dibujo o la pintura. Un remedo de los más recientes letristas y fileteadores, aunque también en otros momentos de la historia la ejecución de estos carteles han quedado a cargo de los pintores:
"Pues bien, en mi pasmo ante todo esto, a punto estuve de caerme de espaldas y partirme una pierna. En efecto, a la izquierda según se entraba, no lejos de la garita del portero, un perro gigantesco, sujeto con una cadena, estaba pintado en la pared, y encima escrito en letras capitales:
CUIDADO CON EL PERRO
Mis compañeros se desternillaban de risa; yo, en cuanto recobré el aliento, no perdí la ocasión de seguir en detalle el muro entero. Había un mercado de esclavos pintado con sus letreros, y el propio Trimalción, con melenas, tenía un caduceo en la mano y bajo la guía de Minerva entraba en el pueblo. A continuación se representaba cómo había aprendido las cuentas, luego cómo había llegado a administrador; todos los pormenores los había figurado muy cuidadosamente con sus carteles el minucioso pintor. Al final del pórtico Mercurio se lo llevaba a un elevado sitial. A su lado estaban Fortuna, bien provista con el cuerno de la abundancia, y las tres Parcas hilando sus rocadas de oro."